martes, 10 de abril de 2007

Los cien millones de Herman Hesse



La editorial alemana Suhrkamp comenta que Hesse ha vendido nada menos que 100 millones de sus libros en el mundo, 75 millones de los cuales fuera de Alemania. Con esas cifras, a pesar de haber sido entendido como autor maldito y minoritario, sus libros podrían ser considerados ya parte de la educación oficial de millones de personas en el mundo.

En 1957, unos 10 años después que Hesse recibiera el Premio Nobel de Literatura, el influyente crítico alemán Karlheinz Deschner condenó como “kitsch” a la obra de Hesse y pronosticó su rápida desaparición como literatura. Y mientras en Alemania el interés por Hesse parecía confirmar la sentencia de Deschner, su obra fue descubierta en los años 60 por el entonces incipiente movimiento hippie estadounidense, por los existencialistas franceses, y por los movimientos estudiantiles latinoamericanos y europeos.
Probablemente la influencia del misticismo oriental no hubiera llegado jamás a Occidente de una manera tan masiva sin el libro de Hesse llamado “Siddartha”. Pocos libros en la historia han conseguido una influencia tan masiva en la cultura como para abrir casi por sí solos un mundo espiritual fundamentalmente extraño. Desde entonces, la influencia de Hesse creció de una manera incomparable en el mundo.

“Una de las causas del éxito de los escritos de Hesse se debe a mostrar la polarización de las fuerzas de la vida, como entre individuo y sociedad, los instintos y el intelecto; lo mundano y lo espiritual, los principios masculino y femenino…”, comenta a la BBC el profesor de literatura Leopold Bosshat.
“A través de esa polaridad, sus escritos son muy abiertos a la interpretación: como existencialistas, místicos, moralistas… es decir, cada generación pudo referir a Hesse según los problemas que surgían de cada época”, opina Bosshat.

Quizás los libros de Hesse sean de los pocos que se heredan de la generación de los padres y que se emplean además contra ellos; todos creen haber de alguna manera entendido y cumplido con los difíciles y cruciales temas del escritor alemán.
La edad adulta suele ser bastante más autocomplaciente que la juventud; tal vez por eso los conflictivos y desgarrados personajes de Hesse son más cercanos a los jóvenes que a los adultos, aunque los problemas que los libros de Hesse plantearon pertenecen a todas las edades del hombre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno de mis favoritos de antes y de ahora es "Mi credo". La contraportada dice:

"El credo al que me refiero no es fácil expresarlo con palabras. Podría explicarlo así: creo que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene sentido; y aunque reconozco que este sentido último de la vida no lo puedo captar con la razón, estoy dispuesto a seguirlo aun cuando signifique sacrificarme a mí mismo. Su voz la oigo en mi interior siempre que estoy realmente vivo y despierto. En tales momentos, intentaré realizar todo cuanto la vida exija de mí, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo no obedece órdenes ni se puede llegar a él por la fuerza. Sólo es posible sentirlo."