domingo, 23 de septiembre de 2007

El quinto en discordia

El viejo profesor Ramsay Dunstan, ante la misteriosa muerte del magnate Boy Stauton, nos cuenta la historia de su vida desde que ambos iban juntos a la escuela de Deptford en Canadá. El pequeño pueblo está dividido no sólo por clases sociales, sino por las distintas creencias de sus vecinos presbiterianos, anabaptistas y católicos.

La rivalidad entre Boy y Ramsay hace que una bola de nieve golpee a la señora Dempster, la esposa de un reverendo local, quien a consecuencia de ello tiene un parto prematuro y una enajenación mental. La relación entre Ramsay y la señora Dempster, que durará toda la vida, es uno de los ejes principales de la historia. Su hijo Paul Demspter desaparece del pueblo cuando tenía 10 años y vuelve a cruzarse años más tarde en la vida de Ramsay, haciendo un guiño al destino, convertido en un famoso mago.

Mientras tanto Boy Stauton, hijo de una familia rica del pueblo, va forjando una gran fortuna que le llevará ha ser uno de los canadienses más poderosos. La relación de Ramsay con Boy se mantiene durante todos esos años a pesar de la rivalidad latente y de su pertenencia a mundos tan dispares.

El profesor Ramsay es un bicho raro y él lo sabe mientras va narrando su propia historia de forma distante y lleno de ironía. Frío y poco sentimental sin embargo se vuelca en la atención a la pobre señora Dempster. En la Guerra Mundial se convierte por otro azar en un héroe involuntario. Hombre de pocas pasiones, crea una máscara para protegerse del mundo y dedica su vida al estudio de los santos, en una búsqueda de paz interior que le redima de sus propios demonios, del mundo del azar y del libre albedrío, de una existencia racional llena de magia.

El libro se lee con avidez y tras una aparente sencillez oculta un fantástico mundo de conocimientos en el que se mezclan la magia, la hagiografía, la historia y el psicoanálisis. Pero sobre todo nos muestra un acertado y profundo conocimiento del ser humano.

Por suerte es el primer libro de una trilogía. Al acabar el libro nos queda el consuelo de que aún se puede leer más. Robertson Davis es un excelente descubrimiento.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Vinieron como golondrinas


William Maxwell fue editor de Salinger, de Updike, de Nabokov y de otros más, pero también es un excelente escritor. Su madre murió de gripe cuando el tenía diez años y en este libro recrea esa parte de su historia.

Al mismo tiempo que finaliza la Guerra Mundial, en el Medio Oeste, la familia Morison, formada por un matrimonio y sus dos hijos, camina hacia la desgracia. En un lenguaje sencillo y a la vez lleno de detalles, la historia avanza lentamente a través de cada uno de sus miembros.

El pequeño Buddy, un niño de 8 años, nos enseña su casa, su madre dulce, su padre autoritario, las peleas con su hermano y todo el pequeño mundo doméstico de un niño americano de los años 20.

Después Robert, un adolescente al que tuvieron que amputar una pierna, nos muestra su admiración por el padre, su relación con la madre y como avanza la epidemia de gripe que amenaza con destruirlo todo.

Por último, el marido desolado nos cuenta su dolor, su impotencia y su actitud hacia sus hijos, a los que no sabe ni puede consolar.

Todos ellos van tejiendo un mundo sencillo de emociones en los que la madre es el nexo y la falta de la madre, parece su final. Los objetos cotidianos, la alfombra, la biblioteca, la ropa o el calor de la cocina son los que van construyendo con muy pocas palabras todo ese conjunto de sensaciones que llamamos familia, que llamamos hogar.