jueves, 25 de enero de 2007

Ryszard Kapuscinsky



Ni “Un día más con vida”, ha muerto Kapuscinsky.

Y con él una forma de hacer periodismo, una forma de vivir. "Los cínicos no sirven para este oficio” Igual que el turismo acabó con los grandes viajeros, los medios de comunicación han terminado con aquellos reporteros auténticos.

No entiendo cómo se puede escribir sobre una tribu de África si antes no se han sentido las picadas de los mosquitos, de noche y frente a una hoguera”.
Kapuscinsky nos enseñó a entender África. Claro, que para escribir Ébano tenía una biblioteca de 220 libros... y una experiencia de 40 años

miércoles, 24 de enero de 2007

El último Catón





He estado entreteniendo mis ocios con esa novela que tenía guardada desde hace un par de años. Me habían dicho que era inteligente, crítica y distraida; que era mucho mejor que “El código Da Vinci” (cosa no muy difícil, por cierto) ; que la documentación histórica era muy buena… En fin, que merecía la pena leerla.

Jo. Pues a mí no me ha gustado.

Es un bestseller como para adolescentes, en plan pruebas a lo Harry Potter, pero pretendidamente serio. Los personajes son de cartón piedra, totalmente predecibles y tópicos desde el principio. La autora mete de clavo montones de párrafos descriptivos que le han pasado sus documentalistas y se nota muchísimo que tienen otro estilo. Eso sin contar las descripciones de ciudades, comidas típicas y costumbres “tradicionales” llenas de topicazos. Sufrí viendo cómo introducía en la trama Atenas, Estambul o Roma. ¡Menos mal que no sé nada de Alejandría, por Dios!

Después de hacer pasar al trío de protagonistas por siete pruebas de lo más peregrinas, muy repetitivas e innecesariamente aceleradas en el tiempo interno, el final es lamentable. Señalo, por interesantes, algunos arrebatos de inspiración basados en la Divina Comedia de Dante. Hay muchos datos históricos, algunos introducidos de manera muy forzada, y se nota un excesivo afán de erudición. Pretenciosa a más no poder, alterna citas en italiano, en latín y en griego clásico, bizantino y moderno. La mayoría de ellas, innecesarias. Y eso que a mí, como filóloga, me suelen gustar.

Así que, para finalizar, si alguien la quiere, la regalo. No merece ser releída. Puede servir para llenar de intriga un viaje largo, pero poco más. Y si te la vas a comprar, ni se te ocurra en tapa dura, busca la edición barata de bolsillo.

sábado, 20 de enero de 2007

El perro que ladraba a las holas


Ultimamente me dedico a buscar el comun denominador de muchas cosas. Tambien de los libros Hay libros que nos hablan de las crueldades de las madres chinas. Otros nos cuentan extrañas historias de las sagas judias. Y algunos, como los de Mac Court o las peliculas de Loach, nos describen las vidas de las pobres, católicas y nacionalistas familias irlandesas. En ellas siempre hay historias de destierro y destaca la figura terrible del padre, con un extraño sentido de la disciplina, cantando viejas canciones irlandesas y muchas veces dominado por el alcohol.
Esta es la historia de una familia germano-irlandesa, contada por un niño que rie en irlandés, llora en alemán y quiere hablar en inglés, que es lo prohibido. El padre interpreta el papel esperado y la madre busca ingeniosas y tiernas estrategias para proteger a sus retoños de la miseria, la xenofobia y los terribles secretos que se esconden en el armario.