domingo, 17 de febrero de 2008

El vagón de las mujeres

Hay mucha gente que asocia India con lo espiritual, otros con la pobreza. A mí siempre me sugiere la palabra vergüenza. Desde que leí “Vergüenza” de Salman Rushdie, y conocí a algunas indias más de cerca, he pensado que ese sentimiento es uno de los más grandes tabúes con el que tienen que convivir los hombres y sobre todo las mujeres indias.

Akhila, a sus 45 años y soltera en la India, tuvo que entregar su juventud a sostener a su familia tras la muerte de su padre. Ahora siente la necesidad de transformar su existencia y emprende un largo viaje en el vagón de las mujeres.

Durante toda la noche seis mujeres reflexionan sobre su vida y consiguen por una vez ser escuchadas. Cada una sufre su vergüenza. Janaki, la mayor, es una madre confundida entre las atenciones de su esposo que no sabe si son un regalo o una carga. Margaret, profesora de química, interpreta el mundo y las personas como si fueran elementos de la tabla periódica mientras se venga de su tirano marido a través de sus guisos. Sheela una chica de 15 años, es la única en reconocer los últimos deseos de su abuela. Parva tuvo que convertirse en esposa sumisa y ahora a escondidas busca su verdadera identidad. Marikolanthu, con una dura vida a sus espalda, ha vivido más experiencias que todas ellas juntas

Cada una de ellas va describiendo su mundo, su familia y su vergüenza, en una sociedad regida por hombres, que arrasa sus deseos y esperanzas y en última instancia su propia razón de ser.

Y en esa búsqueda estamos todos, aunque no tengamos vergüenza, ni hombre, ni llevemos sari. Lo meramente sexista y cultural pierde relevancia para acercarnos a lo universal: el ser humano y su anhelo por encontrar una voz que salga de sus entrañas y que por fin pueda reconocer como propia.


martes, 12 de febrero de 2008

La mitad del hombre es la mujer.



En los años 80 esta obra se convirtió en un libro de culto para los jóvenes. Por primera vez se hablaba de sexo en la literatura moderna china. Ambientado en los 70, se dice que relaciona la represión sexual de la política y el puritanismo del sistema con la castración de los intelectuales.

Pero ni su sexo es nuestro sexo, ni entendemos lo mismo por intelectual. Leyendo este libro los occidentales no pensaríamos jamás en un texto erótico, sino en las ideas que nos separan, en la diferente concepción del individuo, en la aceptación oriental… También tendríamos una idea distinta de lo que es un intelectual. Un intelectuales la China de los 70 es alguien que conoce al dedillo las citas de Mao, las de Lenin y también las de Marx. O al menos esa es la impresión que se saca leyendo este libro.

El libro, con tintes autobiográficos, narra la historia de Zhang Yonglin, quien ha pasado 20 años en los campos de reeducación. Mientras trabajaba en una comuna rural encuentra a una mujer desnuda bañándose en el río. 8 años más tarde se produce el reencuentro. La novela es una historia de amor a la vez que un ensayo sobre los momentos políticos previos a la muerte de Mao, en el que el autor se decanta por las ideas contrarrevolucionarias de Deng Xiaoping. Su crítica del sistema está dentro del sistema. Al mismo tiempo que combina maravillosamente la descripción del paisaje exterior con el interior, nos muestra una sociedad llena de convencionalismos y lemas sin sentido donde la libertad no existe.



Su autor, Zhang Xianliang, considerado el Milan Kundera chino, nació en 1936 en Nanking y se educó en Beijing. Fue sometido a un largo proceso de reeducación. Aunque es un escritor bastante desconocido entre nosotros, sus citas que son traducidas como proverbios chinos son muy utilizadas en occidente. No confundirlo con el Zhang Xiangliang disidente de Shangai quien tras otros procesos de reeducación, gracias a la labor de Amnistía Internacional, fue liberado y reside en el extranjero desde 1996.
Zhang Xiangliang el escritor empezó a escribir cuando Deng Xiaoping llegó al poder. Ha ganado tres premios nacionales de novela y es miembro de numerosos organismos oficiales chinos. Ha dejado de publicar y se dedica a los negocios de importación y exportación.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Haz el favor de no llamarme humano

Wang Shuo (1958) está considerado el escritor chino contemporáneo más popular e influyente. Con él se ha roto la frontera entre una literatura seria y pura y la literatura popular y comercial. Tras una infancia marginal, su expulsión de la marina y la realización de extraños trabajos ocasionales, en 1983 se convirtió en escritor independiente. Creador de "best sellers" y centrado en la vida cotidiana en las modernas ciudades de China, también se dedica con éxito al mundo de la televisión y del cine. Juegos arriesgados y Amor al límite son dos películas basadas en sus novelas. A pesar de que sus obras se prohibieron en China desde 1996 por su distancia con la tradición política y social aprobada por el Partido Comunista, vive en su país, con su mujer (actriz, intelectual y propietaria del blog más visitado del mundo) y su hija.

Haz el favor de no llamarme humano fue publicada por entregas tras la masacre de la Plaza de Tiananmen. Con un contenido delirante que merecería ser obra del hermano amarillo de Pedro Almodóvar, la historia arranca del deshonor de China tras el fracaso en los juegos olímpicos de Seúl. Un extraño, disparatado y corrupto Comité de Movilización Nacional, emprende la tarea de crear un nuevo héroe capaz de lavar la imagen de su país. El elegido es Yuanbao, un conductor de bici-taxis supuestamente único descendiente de los luchadores de la Secta del Sueño Revelado.

El muchacho comparte protagonismo con su padre, un hombre de 120 años, que a lo largo de la obra es sometido a unos insólitos interrogatorios acerca de su intervención en la guerra de los Boxers y más tarde juzgado por antipatriota de una patria que entonces ni siquiera existía.

Yuanbao pasa por un delirante y estricto proceso de entrenamiento y reeducación al mismo tiempo que es utilizado con fines mediáticos, en un reflejo sardónico de las dos caras del socialismo de mercado vigente en el país.

La parodia de los discursos vacuos, del autoritarismo del régimen y su capacidad para obligar al individuo a servir los intereses del estado a cualquier precio, se mezclan con las desternillantes, inesperadas y divertidas escenas en las que el joven actúa en televisión, acude a fiestas de sociedad o es hipnotizado. El producto final pasa por el cambio de sexo de Yuanbao, aceptado con vocación nihilista, y su entrenamiento en una universidad femenina que le llevara a ganar la medalla de oro en una igualmente corrosiva prueba de resistencia. Han creado un monstruo, a medio camino entre operación triunfo y los héroes de la revolución maoísta.

“En China hay un tal Wang Shuo que cabalga entre dos mundos y que con una enorme carcajada ha sabido ver que los dos son igualmente inhumanos. No hay escapatoria.”