domingo, 17 de febrero de 2008

El vagón de las mujeres

Hay mucha gente que asocia India con lo espiritual, otros con la pobreza. A mí siempre me sugiere la palabra vergüenza. Desde que leí “Vergüenza” de Salman Rushdie, y conocí a algunas indias más de cerca, he pensado que ese sentimiento es uno de los más grandes tabúes con el que tienen que convivir los hombres y sobre todo las mujeres indias.

Akhila, a sus 45 años y soltera en la India, tuvo que entregar su juventud a sostener a su familia tras la muerte de su padre. Ahora siente la necesidad de transformar su existencia y emprende un largo viaje en el vagón de las mujeres.

Durante toda la noche seis mujeres reflexionan sobre su vida y consiguen por una vez ser escuchadas. Cada una sufre su vergüenza. Janaki, la mayor, es una madre confundida entre las atenciones de su esposo que no sabe si son un regalo o una carga. Margaret, profesora de química, interpreta el mundo y las personas como si fueran elementos de la tabla periódica mientras se venga de su tirano marido a través de sus guisos. Sheela una chica de 15 años, es la única en reconocer los últimos deseos de su abuela. Parva tuvo que convertirse en esposa sumisa y ahora a escondidas busca su verdadera identidad. Marikolanthu, con una dura vida a sus espalda, ha vivido más experiencias que todas ellas juntas

Cada una de ellas va describiendo su mundo, su familia y su vergüenza, en una sociedad regida por hombres, que arrasa sus deseos y esperanzas y en última instancia su propia razón de ser.

Y en esa búsqueda estamos todos, aunque no tengamos vergüenza, ni hombre, ni llevemos sari. Lo meramente sexista y cultural pierde relevancia para acercarnos a lo universal: el ser humano y su anhelo por encontrar una voz que salga de sus entrañas y que por fin pueda reconocer como propia.


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