sábado, 31 de marzo de 2007

¿Porqué los mismos siempre leemos lo mismo?

Esta mañana no tenía nada apetecible para leer. Como estoy con la pata coja, no podía alejarme mucho de casa para ir a la biblioteca o a mi librería favorita donde siempre encuentro/me encuentran algo que merece la pena. Así que medio a rastras me he acercado al hiper de al lado de mi casa y he estado buscando entre los libros de bolsillo algo que me llamara la atención. La verdad es que ha sido difícil. ¡Hay que ver los bodrios que se leen! Al final ha habido suerte y he cogido un libro de un autor americano para mí desconocido y otro que no había leído de Sandor Marai.

Al llegar a casa le he preguntado a San Google por el americano y me ha respondido con un par de páginas que recomiendan tanto a ese autor como a Marai.

Como todavía estoy flipando con lo de los dioses de Dostoiewski y Tolstoi , pues….
Parece que en el mundo de la literatura también se dan esas extrañas casualidades.

jueves, 29 de marzo de 2007

Los hermanos Karamazov




Esta es una obra capital de Fedor Dostoyewski que salió a la luz el año 1881, cuando el gran escritor ruso ya había cumplido los sesenta años, y constituye una de las novelas más significativas de la literatura universal del siglo XIX. Relata la historia de la violenta amistad entre un padre y sus hijos. El viejo Fiodor Karamazov es un cínico libertino cuyo ejemplo influye en la educación de sus hijos.

El libro puede leerse en dos niveles: en el más superficial se encuentra la historia de un parricida con el que todos los hijos del hombre asesinado comparten diversos niveles de complicidad; pero en un nivel más profundo se encuentra el drama espiritual de un conflicto moral que involucra: fe, duda, racionalismo y libre albedrío. Dostoievski pasó cerca de dos años escribiendo Los hermanos Karamazov, que fue publicada como una serie en El Heraldo Ruso, y completada en noviembre de 1880. El autor murió menos de cuatro meses después de la publicación de esta obra.

En un principio, la obra final de Dostoievsky constaría de dos tomos, el primero como preludio del segundo, el cual sería de mayor trascendencia e importancia que su antecesor. El héroe del primer relato, Aliosha, sería tomado como principal protagonista del segundo tomo, 20 años después de lo acaecido con el parricidio, periodo en el cual el joven se ve envuelto en el mundo revolucionario y en un crimen político, además del retorno a casa de su hermano Mitia. No obstante, esta obra nunca fue escrita debido a la muerte de Fiodor.

Aunque la religión y la filosofía influyeron profundamente a Dostoievski en su vida y en Los Hermanos Karamazov, una tragedia mucho más personal alteró el curso de esta obra. En mayo de 1878 la creación de la novela de Dostoievsky fue interrumpida por la muerte de su hijo de tres años, Alyosha. Aún cuando este suceso era trágico en cualquiera de las circunstancias, la muerte de Alyosha fue devastadora para Dostoievski a causa de que el niño murió de epilepsia, una condición que había heredado de Dostoievski. El dolor del novelista es palpable al leer el libro. Dostoievski nombró Alyosha al héroe de la novela, además de dotar a éste con todas las cualidades que él mismo admiraba. Esta tragedia también aparece en la novela como la historia del Capitán Snegiryov y su pequeño hijo Ilyushechka.

Una experiencia muy personal también tuvo influencia en la decisión de Dostoievski de que fuera un parricidio el crimen que dominara la acción externa de la novela. Al tiempo que cumplía con su sentencia de katorga (trabajos forzados) en Siberia por hacer circular textos polìticamente subversivos en los 1850s, Dostoievski conoció a un joven llamado Ilyinsky que habìa sido condenado por asesinar a su padre para convertirse en heredero. Casi 10 años después de este encuentro, Dostoievski se enteró de que Ilyinsky había sido injustamente condenado y más tarde exonerado cuando el verdadero asesino confesó su crimen. El impacto de este encuentro en el autor es bien claro en la novela, ya que es el principal vehículo de la trama. Muchas de las características físicas y emocionales del personaje Dmitri Karamazov son muy parecidas a las de Ilyinsky.

Es una novela densa, que pasa de la disertación filosófica al monólogo; del tempo lento, moroso, y del argumento laxo, a la rapidez y tensión de la narración de un crimen. El análisis psicológico de los personajes es exhaustivo y las personalidades muy marcadas, irrepetibles.

Se desarrolla en la Rusia de finales del XIX, en un ambiente burgués acomodado. Los protagonistas, aun teniendo cubiertas sus necesidades materiales, carecen del amor familiar, porque pierden muy pronto a sus madres (son hermanos de diferentes esposas). El padre es un ser ruin, que los deja en manos de criados, y que les incita a la vida depravada y dispensiosa. De ahí las taras morales de casi todos ellos.

Un clásico en todos los sentidos.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Kafka en la orilla.


Si tuviera que ponerle un adjetivo a la escritura de Murakami sería frío, frío en los sentidos. Con su provocadora apariencia de desidia e indiferencia, obliga a quien lo lee a buscar algo más que una buena historia y sonreír con sus guiños a Carver y, en esta ocasión, también al Paul Auster de “El Palacio de la Luna”. Los libros de Murakami nos obligan a buscarnos a nosotros mismos en lo que queda del relato.

“A veces el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y no guarde relación contigo. Esta tormenta en definitiva eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como esta.
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillos se tratase……
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.”

La novela es un relato de esas tempestades entre las que destaca la del joven quinceañero Kafka Tamura, pero no se quedan atrás las de otros personajes unidos por el azar y el destino como la Señora Saeki, el viejo Nakata que goza de la capacidad de hablar con los gatos y el camionero Hoshino.
La escena en la que se ve como Jhonny Walker obtiene las almas de los gatos es tremenda y no apta para todos los públicos.

Y es que ya lo dice el autor: “La vida es una metáfora”

sábado, 17 de marzo de 2007

La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach



"Este libro, cuya primera edición apareció en forma anónima, atribuido a su segunda mujer, la soprano Ana Magdalena, nos presenta una imagen exacta, humana y psicológica de la vida y obra de Juan Sebastián Bach. Nos da a conocer al Bach hombre en su vida cotidiana: la disciplina del artista, sus alegrías, sus sinsabores así como las fuerzas materiales y espirituales que impulsaron a este hombre tierno, apasionado y vital, en su destino y en su obra, y que afloraron a la superficie en una sublime armonía".
Es breve y se lee con facilidad, aunque algunas apreciaciones musicales sean sólo para expertos (y no es mi caso). "La pequeña crónica" es un poemilla de amor conyugal, con una mujer tan enamorada y difuminada por el carisma de su marido, que no podía terminar de creer que realmente lo hubiera escrito ella.
San Google me dio la razón. En primer lugar, porque no fue ella, sino una escritora romántica del siglo XIX quien escribió la novelita. Esther Meynell, que pasa por ser una musicóloga inglesa, y que publicó el libro en inglés en 1925, de forma anónima, aunque ante el éxito de ventas obtenido, se dice que se vio obligada a reconocer su propia autoría.
Y desde entonces se publica así, tal y como sucede con las traducciones francesa y alemana que pueden adquirirse hoy en día en los países en los que se hablan estas lenguas. En el caso especifico del idioma alemán, la traducción más antigua que he podido hallar data de 1957.
Sin embargo, en castellano, la Editorial Juventud -octava edición, 1998, traducción del alemán de Carlos Guerendiain- no señala autor o autora. Quizá porque es más romántico así, o porque se vende mejor un libro cuya autora podría ser la esposa del personaje biografiado.
Finalmente, la pobre Ana Magdalena no fue bien tratada por su hijastros, cuando enviudó, y vivó de limosna los años que sobrevivó a su marido. Parece ser que las cosas no fueron realmente tan fáciles como la crónica cuenta:

Para qué leemos






Para vivir más. Para detener el tiempo. Para saber que estamos vivos. Para saber que no estamos solos. Para saber. Para aprender. Para aprender a pensar. Para descubrir el mundo. Para conocer otros mundos. Para conocer a los otros. Para conocernos a nosotros mismos. Para compartir un legado común. Para crear un mundo propio. Para reír. Para llorar. Para Consolarnos. Para desterrar la melancolía. Para ser lo que no somos. Para no ser lo que somos. Para dudar. Para negar. Para afirmar. Para huir del ruido. Para combatir la fealdad. Para refugiarnos. Para evadirnos. Para imaginar. Para explorar. Para jugar. Para pasarlo bien. Para soñar. Para crecer...

viernes, 9 de marzo de 2007

El vendedor de saris.

Con un estilo ligero que recuerda a Arundhati Roy, la joven escritora Rupa Bajwa nos traslada al Punjab, sumergiéndonos en un mundo de hoy que convive con el de ayer.

Ramchad es un joven vendedor de saris (preciosas las escenas en las que descalzo y sentado en el suelo se los muestra a las acaudaladas clientas) cuya existencia está marcada por una azarosa desgracia.

Su vida monótona y solitaria cambia cuando decide recuperar el futuro que para él habían soñado sus padres y que creía perdido para siempre. Sus esfuerzos por aprender, de una forma tragicómica, le llevana a encontrar su dolor reflejado en el de los otros.

Y así "descubrió al otro ser que había en él, el Ramchand oculto, verde azulado y misterioso, que a veces pensaba que las cosas no tenían sentido y otras que se acercaban a la lógica de forma peligrosa”.

Es el descubrimiento de que el dolor cuando se manifiesta en toda su crudeza, tiene el poder de paralizarnos y destruir toda esperanza. Lo peor que puede suceder es, precisamente, que sea interiorizado como fuerza inapelable y se acabe instalando en nosotros. Su afán por encontrar la justicia y exorcizar la desgracia le sumergen en una lucha desesperada, en una guerra sin cuartel contra la ansiedad que le envuelve y no le deja vivir, que solo acaba cuando consigue cejar en su empeño y acepta lo inaceptable, tragándose el dolor y rindiéndose a la evidencia: las cosas son como son y no se pueden cambiar.