
Detrás de un titulo feroz se esconde la historia de un grupo de chicos internos en un reformatorio japonés que es trasladado al campo a causa de la guerra. Por el camino son maltratados tanto por sus supervisores como por los campesinos de las zonas que atraviesan.
Por fin llegan a una remota aldea donde los campesinos que les acogen les utilizan para los menesteres que ellos no quieren asumir. Al desatarse una epidemia, les abandonan en la aldea a su suerte. Los chicos hacen lo que pueden para sobrevivir y llegan a encontrar un mundo en el que el hambre ha desaparecido y la amistad, el amor,la fraternidad, las buenas intenciones y la ternura son posibles…… Pero por poco tiempo.
La muerte, el odio y el regreso de los campesinos al poblado acaban con sus pequeños atisbos de esperanza en un mundo en el que no existe la dignidad y la vida no vale nada.
Un libro duro, duro, duro…
Por fin llegan a una remota aldea donde los campesinos que les acogen les utilizan para los menesteres que ellos no quieren asumir. Al desatarse una epidemia, les abandonan en la aldea a su suerte. Los chicos hacen lo que pueden para sobrevivir y llegan a encontrar un mundo en el que el hambre ha desaparecido y la amistad, el amor,la fraternidad, las buenas intenciones y la ternura son posibles…… Pero por poco tiempo.
La muerte, el odio y el regreso de los campesinos al poblado acaban con sus pequeños atisbos de esperanza en un mundo en el que no existe la dignidad y la vida no vale nada.
Un libro duro, duro, duro…
1 comentario:
Un libro que no se olvida, cargado de simbolismos. Creo recordar que los niños no tenían nombres no para hacerlos anónimos sino más universales. La lucha cruel por la superviviencia. Y recuerdo haber pasado mucho frío leyéndolo.
Pensar que este libro lo escribió un joven de 23 años lo hace más espantoso.
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