
Este libro es como una muñeca rusa. Dentro de una historia se esconde otra historia y otra historia.
En la Rusia previa a la revolución, un padre se traslada a Petersburgo para conocer las causas del aparente suicidio de su hijastro, el joven Pavel. El padre, el escritor Dostoievski, descubre las andanzas de su hijo con el famoso anarquista Nechaev.
Parecería que estamos ante una novela histórica, pero no es cierto. Dostoievski no estuvo en esos años en Petersburgo, y su hijastro le sobrevivió. Lo que si es real es que el escritor ruso fue condenado a muerte por su participación en círculos políticos y deportado a Siberia, que tuvo que huir de sus acreedores y que su novela “Los endemoniados” y el personaje de Pavel están inspirados en el asesinato del estudiante Ivanov a manos de su compañero de célula terrorista Sergei Nechaiev.
Coetzee va tejiendo una apasionante novela con la recreación de tres asuntos diferentes: la muerte de un hijo, el mundo de Dostoievski y la figura de Nechaiev, todo ello a través de las emociones del duelo, la intriga, el sexo, la reflexión acerca de la sociedad y las revoluciones, las relaciones paternofiliales y el proceso creativo del escritor.
Dostoievski realiza un doloroso y destructivo viaje interior acompañado por la culpa. “Usted está de luto por sí mismo.” Para hacer suyos los sentimientos de Pavel y mantener viva su llama ocupa su habitación, viste su traje, se relaciona con los que le amaban, inicia una relación amorosa…
El proceso de identificación culmina cuando recupera los manuscritos de su hijastro en los que descubre su vocación literaria y la realidad de su relación padre-hijo. Mientras tanto el escritor se enfrenta a un bloqueo literario que solo consigue superar cuando, en las páginas en blanco del diario de su hijo, escribe un relato en el que aparecen Pavel, Matryona y Ana. Dostoievski puede por fin asimilar sus intensas emociones y experiencias y transformarlas en literatura, aunque por ello sienta que ha traicionado a todos. “He perdido mi sitio en mi alma”
En la Rusia previa a la revolución, un padre se traslada a Petersburgo para conocer las causas del aparente suicidio de su hijastro, el joven Pavel. El padre, el escritor Dostoievski, descubre las andanzas de su hijo con el famoso anarquista Nechaev.
Parecería que estamos ante una novela histórica, pero no es cierto. Dostoievski no estuvo en esos años en Petersburgo, y su hijastro le sobrevivió. Lo que si es real es que el escritor ruso fue condenado a muerte por su participación en círculos políticos y deportado a Siberia, que tuvo que huir de sus acreedores y que su novela “Los endemoniados” y el personaje de Pavel están inspirados en el asesinato del estudiante Ivanov a manos de su compañero de célula terrorista Sergei Nechaiev.
Coetzee va tejiendo una apasionante novela con la recreación de tres asuntos diferentes: la muerte de un hijo, el mundo de Dostoievski y la figura de Nechaiev, todo ello a través de las emociones del duelo, la intriga, el sexo, la reflexión acerca de la sociedad y las revoluciones, las relaciones paternofiliales y el proceso creativo del escritor.
Dostoievski realiza un doloroso y destructivo viaje interior acompañado por la culpa. “Usted está de luto por sí mismo.” Para hacer suyos los sentimientos de Pavel y mantener viva su llama ocupa su habitación, viste su traje, se relaciona con los que le amaban, inicia una relación amorosa…
El proceso de identificación culmina cuando recupera los manuscritos de su hijastro en los que descubre su vocación literaria y la realidad de su relación padre-hijo. Mientras tanto el escritor se enfrenta a un bloqueo literario que solo consigue superar cuando, en las páginas en blanco del diario de su hijo, escribe un relato en el que aparecen Pavel, Matryona y Ana. Dostoievski puede por fin asimilar sus intensas emociones y experiencias y transformarlas en literatura, aunque por ello sienta que ha traicionado a todos. “He perdido mi sitio en mi alma”